juliusmixer
26/10/2010, 14:45
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El pulpo Paul, que predijo la victoria de la selección española en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica, ha muerto en el acuario Sea Life en Oberhausen en el que vivía, cuando estaba a punto de cumplir tres años.
Pese a que decenas de zoológicos de toda España mostraron su interés en acoger al famoso oráculo, el pulpo no cambió finalmente de residencia. Sus cuidadores no estaban dispuestos a dejarle marchar.
En la localidad gallega de Carballiño, de la que el pulpo Paul era hijo predilecto, están hoy de luto. Ya nadie más podrá disfrutar de sus predicciones, retransmitidas incluso por televisión.
En los próximos minutos, en países de todo el mundo y en los idiomas más insospechados, comenzarán a escribirse improvisados obituarios en los que quedará constancia del, hasta ahora, más ilustre de los cefalópodos, el Pulpo Paul.
Después de pronosticar acertadamente los sucesivos resultados de partidos de fútbol del Mundial de Sudáfrica, se convirtió en un auténtico oráculo de la postmodernidad y la empresa propietaria del acuario alemán donde vivía, sociedad Sea Life Deutschland GmbH, se vio obligada a proteger su nombre como marca comercial en los 27 países de la UE, dada la invasión de productos con el logotipo del pulpo, que abarcaban desde productos náuticos y ropa de deporte hasta los objetos más insospechados, como calculadoras, pinceles, sombreros, juguetes, extintores…y en estos últimos meses, hasta decoraciones para árboles de Navidad.
Capacidad adivinatoria
Quedará en nuestra retina para siempre la parsimonia con la que Paul observaba las cajas de plástico transparente con un mejillón dentro y la decisión con la que se lo zampaba, especialmente cuando tuvo que elegir entre el mejillón con la bandera de Holanda o el que nos daría la victoria a nosotros. No olvidaremos el peligro que corrió nuestro pulpo, expuesto a la ira de la hinchada alemana, que no ha dejado desde entonces de visitar el acuario, quién sabe con qué intenciones.
¿Sabría Paul, gracias a su capacidad adivinatoria, que aquella decisión sería la responsable de que las banderas rojigualdas volviesen a engalanar hasta el último recoveco de las calles españolas? Quizá intuía, también, que le quedaba poco tiempo de vida, dada la edad media que alcanzan los pulpos, y por eso quiso poner un broche de oro a una trayectoria que había comenzado desde abajo, con pronósticos de la segunda división de la Bundesliga, y que llegó a donde ningún pulpo a lo largo de la historia pudo nunca imaginar.
Los fans del Pulpo Paul se cuentan hoy por millones, especialmente en España, país más beneficiado de sus predicciones. Excepto holandesas y alemanas, serán muchas las banderas que llores su pérdida. Pero la herencia más valiosa que nos deja Paul fue esa lección sobre hasta qué punto el ser humano busca emociones y consuelos, sueños y héroes, un atisbo de orden en el caos del universo que haga un poco más predecible la existencia.
El pulpo Paul, que predijo la victoria de la selección española en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica, ha muerto en el acuario Sea Life en Oberhausen en el que vivía, cuando estaba a punto de cumplir tres años.
Pese a que decenas de zoológicos de toda España mostraron su interés en acoger al famoso oráculo, el pulpo no cambió finalmente de residencia. Sus cuidadores no estaban dispuestos a dejarle marchar.
En la localidad gallega de Carballiño, de la que el pulpo Paul era hijo predilecto, están hoy de luto. Ya nadie más podrá disfrutar de sus predicciones, retransmitidas incluso por televisión.
En los próximos minutos, en países de todo el mundo y en los idiomas más insospechados, comenzarán a escribirse improvisados obituarios en los que quedará constancia del, hasta ahora, más ilustre de los cefalópodos, el Pulpo Paul.
Después de pronosticar acertadamente los sucesivos resultados de partidos de fútbol del Mundial de Sudáfrica, se convirtió en un auténtico oráculo de la postmodernidad y la empresa propietaria del acuario alemán donde vivía, sociedad Sea Life Deutschland GmbH, se vio obligada a proteger su nombre como marca comercial en los 27 países de la UE, dada la invasión de productos con el logotipo del pulpo, que abarcaban desde productos náuticos y ropa de deporte hasta los objetos más insospechados, como calculadoras, pinceles, sombreros, juguetes, extintores…y en estos últimos meses, hasta decoraciones para árboles de Navidad.
Capacidad adivinatoria
Quedará en nuestra retina para siempre la parsimonia con la que Paul observaba las cajas de plástico transparente con un mejillón dentro y la decisión con la que se lo zampaba, especialmente cuando tuvo que elegir entre el mejillón con la bandera de Holanda o el que nos daría la victoria a nosotros. No olvidaremos el peligro que corrió nuestro pulpo, expuesto a la ira de la hinchada alemana, que no ha dejado desde entonces de visitar el acuario, quién sabe con qué intenciones.
¿Sabría Paul, gracias a su capacidad adivinatoria, que aquella decisión sería la responsable de que las banderas rojigualdas volviesen a engalanar hasta el último recoveco de las calles españolas? Quizá intuía, también, que le quedaba poco tiempo de vida, dada la edad media que alcanzan los pulpos, y por eso quiso poner un broche de oro a una trayectoria que había comenzado desde abajo, con pronósticos de la segunda división de la Bundesliga, y que llegó a donde ningún pulpo a lo largo de la historia pudo nunca imaginar.
Los fans del Pulpo Paul se cuentan hoy por millones, especialmente en España, país más beneficiado de sus predicciones. Excepto holandesas y alemanas, serán muchas las banderas que llores su pérdida. Pero la herencia más valiosa que nos deja Paul fue esa lección sobre hasta qué punto el ser humano busca emociones y consuelos, sueños y héroes, un atisbo de orden en el caos del universo que haga un poco más predecible la existencia.