Naiker
02/09/2012, 16:24
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El último día de las fiestas de Bakio para Maider Fernández, de 18 años, y su novio de 17, Borja Mandaluniz, acabó en pesadilla. Nada hacía presagiar que la alegre romería de Eneperi con la que los jóvenes bilbaínos iban a despedir sus vacaciones estivales en la por lo general tranquila localidad costera acabaría con la pareja herida a puñaladas al borde de la carretera. Al cierre de esta edición, ella se recuperaba en la planta de Reanimación del hospital de Cruces tras ser operada -la cuchillada le había perforado un pulmón-, mientras a escasos kilómetros, en Basurto, él parecía fuera de peligro.
El drama se desató de madrugada. Un desconocido les atacó cuando regresaban por la carretera de la costa, angosta y empinada, que une el municipio turístico con el paraje de Eneperi, un privilegiado mirador donde se celebran las tradicionales paellas. A causa de las graves heridas, la chica fue trasladada al hospital de Cruces para ser intervenida de urgencia y allí permanece en estado grave. El chico, por su parte, fue evacuado a Basurto con heridas de menor consideración.
Los hechos se produjeron sobre las cuatro y media de la madrugada cuando Maider y Borja bajaban caminando por la carretera del barrio de San Pelayo. Aunque la noche era fresca, volvían sin prisa al abrigo del cabo Matxitxako. Según relataron después, un hombre, de aspecto magrebí, les salió al paso para pedirles un cigarro. La pareja no tenía tabaco. Sin mediar palabra, el desconocido sacó una navaja y atacó a la chica. La rápida reacción de su novio para protegerla con su cuerpo evitó que el agresor alcanzase su primer objetivo, aunque el joven sufrió serias heridas en hombros y manos.
Lejos de amedrentarse, el atacante volvió a lanzarse contra la joven, a la que le clavó una navaja de 8 centímetros por la espalda hasta perforarle el pulmón y dañar una artería. El pánico se apoderó de ellos. La chica se mantenía consciente aunque no paraba de sangrar mientras su novio, presa de los nervios, no atinaba en su intento de localizar el origen de la hemorragia.
«Bajaba de la romería cuando me fije que un magrebí subía en moto mirando a todo el mundo», relataba ayer un vecino, el primero que reparó en los angustiosos gritos de auxilio de la pareja. Parecía que estaba eligiendo a quién acercarse. Un rato después volví a cruzarme con él muy nervioso y haciendo 'eses'. Me pareció bastante raro, pero ni se me pasó por la cabeza que pudiera pasar algo así», añadió. Al llegar al lugar, se quedó helado. «El chico estaba encima de ella, fuera de sí porque no podía encontrar la herida. Al agarrarle del hombro para ayudarle comprobé que el también sangraba. Tenía como un agujero, pero ni siquiera se daba cuenta. Sólo intentaba taponar la herida de ella. Fue escalofriante. No sé si algún día podré olvidarlo».
La suerte quiso que Paula, una enfermera de 21 años, regresara a esa hora en compañía de su cuadrilla. Al mirar la cuneta por la ventanilla del coche vieron que algo grave había sucedido. Al acercarse, la reacción de la joven fue inmediata. Se centró en la chica, sin dudarlo. Taponó la hemorragia con los pañuelos y fulares con los que se protegían del frío, mientras no paraba de decirle a Maider «¡Aguanta, aguanta, sobre todo no te duermas!», le suplicaba. «Tranquila, ya verás cómo pronto llega la ambulancia», repetía. La respuesta de Maider rasgó la noche como un cuchillo. «Estoy sangrando mucho, ¿me estoy muriendo?», preguntó. «Ya están aquí, ya llegan, están de camino. Pero no te duermas, no cierres los ojos», insistía Paula mientras hacía presión sobre las heridas.
Parada cardiaca
La espera se les hizo eterna. «Se confundieron de camino -manifestaron varios testigos-. No podemos detallar cuánto tiempo, pero para los que estábamos aquí tratando de tranquilizar a la chica y calmar al novio fue una eternidad», añadieron. Maider fue trasladada con heridas muy graves a Cruces donde fue operada de urgencia. Aunque el centro hospitalario no dio a conocer ningún parte médico, personas muy allegadas a la joven aseguraron a EL CORREO que la joven fue operada de urgencia y dada la gravedad de las heridas sufrió una parada cardiaca. Tras salir del quirófano, quedó ingresada en Cuidados Intensivos. Borja, por su parte, había sido trasladado a Basurto, donde le atendieron de sus heridas.
«La agresión fue a sangre fría, sin mediar palabra, a dos personas extraordinarias. No hay derecho», denunciaban ayer allegados a las víctimas. La Ertzaintza anunció la apertura de una investigación para esclarecer las circunstancias que rodearon lo ocurrido. «El objetivo ahora es localizar al autor del apuñalamiento con la descripción que hemos recogido de los testigos», señalaron desde el Departamento de Interior.
El último día de las fiestas de Bakio para Maider Fernández, de 18 años, y su novio de 17, Borja Mandaluniz, acabó en pesadilla. Nada hacía presagiar que la alegre romería de Eneperi con la que los jóvenes bilbaínos iban a despedir sus vacaciones estivales en la por lo general tranquila localidad costera acabaría con la pareja herida a puñaladas al borde de la carretera. Al cierre de esta edición, ella se recuperaba en la planta de Reanimación del hospital de Cruces tras ser operada -la cuchillada le había perforado un pulmón-, mientras a escasos kilómetros, en Basurto, él parecía fuera de peligro.
El drama se desató de madrugada. Un desconocido les atacó cuando regresaban por la carretera de la costa, angosta y empinada, que une el municipio turístico con el paraje de Eneperi, un privilegiado mirador donde se celebran las tradicionales paellas. A causa de las graves heridas, la chica fue trasladada al hospital de Cruces para ser intervenida de urgencia y allí permanece en estado grave. El chico, por su parte, fue evacuado a Basurto con heridas de menor consideración.
Los hechos se produjeron sobre las cuatro y media de la madrugada cuando Maider y Borja bajaban caminando por la carretera del barrio de San Pelayo. Aunque la noche era fresca, volvían sin prisa al abrigo del cabo Matxitxako. Según relataron después, un hombre, de aspecto magrebí, les salió al paso para pedirles un cigarro. La pareja no tenía tabaco. Sin mediar palabra, el desconocido sacó una navaja y atacó a la chica. La rápida reacción de su novio para protegerla con su cuerpo evitó que el agresor alcanzase su primer objetivo, aunque el joven sufrió serias heridas en hombros y manos.
Lejos de amedrentarse, el atacante volvió a lanzarse contra la joven, a la que le clavó una navaja de 8 centímetros por la espalda hasta perforarle el pulmón y dañar una artería. El pánico se apoderó de ellos. La chica se mantenía consciente aunque no paraba de sangrar mientras su novio, presa de los nervios, no atinaba en su intento de localizar el origen de la hemorragia.
«Bajaba de la romería cuando me fije que un magrebí subía en moto mirando a todo el mundo», relataba ayer un vecino, el primero que reparó en los angustiosos gritos de auxilio de la pareja. Parecía que estaba eligiendo a quién acercarse. Un rato después volví a cruzarme con él muy nervioso y haciendo 'eses'. Me pareció bastante raro, pero ni se me pasó por la cabeza que pudiera pasar algo así», añadió. Al llegar al lugar, se quedó helado. «El chico estaba encima de ella, fuera de sí porque no podía encontrar la herida. Al agarrarle del hombro para ayudarle comprobé que el también sangraba. Tenía como un agujero, pero ni siquiera se daba cuenta. Sólo intentaba taponar la herida de ella. Fue escalofriante. No sé si algún día podré olvidarlo».
La suerte quiso que Paula, una enfermera de 21 años, regresara a esa hora en compañía de su cuadrilla. Al mirar la cuneta por la ventanilla del coche vieron que algo grave había sucedido. Al acercarse, la reacción de la joven fue inmediata. Se centró en la chica, sin dudarlo. Taponó la hemorragia con los pañuelos y fulares con los que se protegían del frío, mientras no paraba de decirle a Maider «¡Aguanta, aguanta, sobre todo no te duermas!», le suplicaba. «Tranquila, ya verás cómo pronto llega la ambulancia», repetía. La respuesta de Maider rasgó la noche como un cuchillo. «Estoy sangrando mucho, ¿me estoy muriendo?», preguntó. «Ya están aquí, ya llegan, están de camino. Pero no te duermas, no cierres los ojos», insistía Paula mientras hacía presión sobre las heridas.
Parada cardiaca
La espera se les hizo eterna. «Se confundieron de camino -manifestaron varios testigos-. No podemos detallar cuánto tiempo, pero para los que estábamos aquí tratando de tranquilizar a la chica y calmar al novio fue una eternidad», añadieron. Maider fue trasladada con heridas muy graves a Cruces donde fue operada de urgencia. Aunque el centro hospitalario no dio a conocer ningún parte médico, personas muy allegadas a la joven aseguraron a EL CORREO que la joven fue operada de urgencia y dada la gravedad de las heridas sufrió una parada cardiaca. Tras salir del quirófano, quedó ingresada en Cuidados Intensivos. Borja, por su parte, había sido trasladado a Basurto, donde le atendieron de sus heridas.
«La agresión fue a sangre fría, sin mediar palabra, a dos personas extraordinarias. No hay derecho», denunciaban ayer allegados a las víctimas. La Ertzaintza anunció la apertura de una investigación para esclarecer las circunstancias que rodearon lo ocurrido. «El objetivo ahora es localizar al autor del apuñalamiento con la descripción que hemos recogido de los testigos», señalaron desde el Departamento de Interior.