DjKosmick
07/08/2009, 11:50
El Ayuntamiento de Bilbao quiere una Aste Nagusia en paz, pero no está dispuesto a que nadie le amargue las fiestas. Por eso, seis discotecas de la ciudad permanecerán cerradas durante la Semana Grande por incumplir la normativa de ruidos y aforos y haber puesto «en peligro» la seguridad de los ciudadanos, según portavoces municipales. Uno de los clubes que no podrá abrir las puertas en los próximos días será el Congreso, un clásico de la noche bilbaína.
El Consistorio abrió un expediente de cierre a la sala de la ribera de Uribitarte el pasado enero por triplicar el aforo. El local cuenta con permiso para acoger como máximo a 156 personas. Agentes de la Unidad Canina de la Policía Municipal contabilizaron en su interior más de 450 clientes durante el registro realizado un fin de semana a principios de año. El aforo de esta discoteca, que cuenta con una única vía de escape pese a disponer de dos puertas de emergencia, se fijó en 1992 cuando se concedió la licencia de obras.
El departamento de Seguridad Ciudadana se mostró inflexible y, ley en mano, decretó una sanción de 4.000 euros y la clausura del establecimiento por dos meses. El Gobierno vasco tipificó la falta como infracción grave. Al conocer la multa, los propietarios mostraron su malestar y exigieron al Ayuntamiento revisar los «irrisorios» límites de aforo al considerar que no reflejan su «capacidad real». Los empresarios de la noche reaccionaron frente al cierre de este club y el de las discotecas Mao Mao de Zorrozaurre y el Kafe Antzokia, y aseguraron sentirse «perseguidos».
En medio de esta refriega verbal entre los hosteleros y la Administración local, el Congreso interpuso un recurso contra la sentencia. Sin éxito. Seis meses después de incoado el expediente, los dueños recibieron la sentencia en firme, pero el Ayuntamiento cometió un «error administrativo» al obviar que los empresarios disponían de diez días para proceder a «la retirada del género almacenado» en el establecimiento y levantaron la sanción para dictar, tres semanas después, una nueva orden de cierre.
El Congreso aprovechó este 'impasse' para solicitar el «aplazamiento» de la sanción y rentabilizar el tirón de la Aste Nagusia. Aun reconociendo el fallo burocrático, el departamento de Seguridad Ciudadana rechazó la propuesta, al alegar que no puede actuar «con favoritismos» y que debe comportarse igual con todo el mundo.
«Cumplir la ley»
«Las sanciones hay que cumplirlas cuando lo determine la ley. Cuando toca, toca, independientemente de a quién le toque », sentenciaron ayer portavoces municipales. «Las sanciones administrativas no se pueden posponer», reiteraron tras insistir en que sólo un juez podría «suspender o aplazar» la ejecución de la sentencia, que mantendrá cerradas las puertas de este club hasta el próximo 16 de septiembre. «No queremos que nos levanten la sanción, pero sí que nos den un alivio», reclamaron los hosteleros.
Frente a estas críticas, el Ayuntamiento se escudó en que «no es la primera vez» que algunas discotecas se ven obligadas a suspender su actividad durante la Semana Grande. «Tampoco son los únicos», remarcaron. Otros cinco locales se encuentran en la misma situación por «acumulación de denuncias» y rebasar el aforo legal.
El Consistorio abrió un expediente de cierre a la sala de la ribera de Uribitarte el pasado enero por triplicar el aforo. El local cuenta con permiso para acoger como máximo a 156 personas. Agentes de la Unidad Canina de la Policía Municipal contabilizaron en su interior más de 450 clientes durante el registro realizado un fin de semana a principios de año. El aforo de esta discoteca, que cuenta con una única vía de escape pese a disponer de dos puertas de emergencia, se fijó en 1992 cuando se concedió la licencia de obras.
El departamento de Seguridad Ciudadana se mostró inflexible y, ley en mano, decretó una sanción de 4.000 euros y la clausura del establecimiento por dos meses. El Gobierno vasco tipificó la falta como infracción grave. Al conocer la multa, los propietarios mostraron su malestar y exigieron al Ayuntamiento revisar los «irrisorios» límites de aforo al considerar que no reflejan su «capacidad real». Los empresarios de la noche reaccionaron frente al cierre de este club y el de las discotecas Mao Mao de Zorrozaurre y el Kafe Antzokia, y aseguraron sentirse «perseguidos».
En medio de esta refriega verbal entre los hosteleros y la Administración local, el Congreso interpuso un recurso contra la sentencia. Sin éxito. Seis meses después de incoado el expediente, los dueños recibieron la sentencia en firme, pero el Ayuntamiento cometió un «error administrativo» al obviar que los empresarios disponían de diez días para proceder a «la retirada del género almacenado» en el establecimiento y levantaron la sanción para dictar, tres semanas después, una nueva orden de cierre.
El Congreso aprovechó este 'impasse' para solicitar el «aplazamiento» de la sanción y rentabilizar el tirón de la Aste Nagusia. Aun reconociendo el fallo burocrático, el departamento de Seguridad Ciudadana rechazó la propuesta, al alegar que no puede actuar «con favoritismos» y que debe comportarse igual con todo el mundo.
«Cumplir la ley»
«Las sanciones hay que cumplirlas cuando lo determine la ley. Cuando toca, toca, independientemente de a quién le toque », sentenciaron ayer portavoces municipales. «Las sanciones administrativas no se pueden posponer», reiteraron tras insistir en que sólo un juez podría «suspender o aplazar» la ejecución de la sentencia, que mantendrá cerradas las puertas de este club hasta el próximo 16 de septiembre. «No queremos que nos levanten la sanción, pero sí que nos den un alivio», reclamaron los hosteleros.
Frente a estas críticas, el Ayuntamiento se escudó en que «no es la primera vez» que algunas discotecas se ven obligadas a suspender su actividad durante la Semana Grande. «Tampoco son los únicos», remarcaron. Otros cinco locales se encuentran en la misma situación por «acumulación de denuncias» y rebasar el aforo legal.