DjKosmick
07/08/2009, 11:53
Los vecinos de Noja están que trinan. Sobre todo los veraneantes -un buen número de ellos son vizcaínos- que representan el 80% de los más de 50.000 habitantes que suma en la época estival la villa cántabra. En invierno apenas residen allí 3.000 almas. El equipo de gobierno encabezado por Jesús Díaz Gómez ha anunciado, a través de un edicto, su decisión de incrementar un 34% el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), y un 90% el recibo del agua y la recogida de basuras. La reacción ciudadana no se ha hecho esperar, y ayer 2.000 personas protestaron frente al Ayuntamiento. Las movilizaciones continuarán hoy con motivo del Carnaval de Verano, donde los residentes intentarán boicotear la salida de las carrozas.
«Vamos a pagar el agua a precio de champán, mucho más cara que en Bilbao», protestaba ayer Mari Carmen Hernando. La decisión municipal de subir los impuestos le puede salir cerca de 300 euros más cada año. Los casi 60 que esta mujer pagaba «religiosamente» cada tres meses por este concepto y por la recogida de basuras, «pese a vivir aquí sólo en verano y algunos fines de semana», se dispararán por encima de los cien. Y lo mismo puede decirse de la contribución, que le subirá más de 50 euros por ejercicio.
Los ánimos estaban ayer a flor de piel en Noja. Alfredo Ortiz no podía ocultar su «tremendo» malestar. «Nunca nos hemos quejado por pagar por un servicio que no disfrutamos nueve meses al año, pero esto ya es demasiado», subrayaba. Según explicó este bilbaíno, Noja es destino de muchos madrileños y burgaleses, pero la colonia vasca es también muy numerosa en la localidad. «Sólo los vizcaínos superamos de largo los 10.000», apuntó.
«Es casi un robo»
Los vecinos no se atreven a calificar el incremento de robo, «pero casi». En su opinión, la única explicación que encuentran es que «se ha cerrado el grifo del ladrillo y los responsables municipales buscan nuevos ingresos como sea». «Y encima el alcalde tiene la poca vergüenza de retrasar el pago voluntario hasta octubre, cuando ya no quedará nadie aquí para protestar», criticó Hernando.
La explicación del regidor, Jesús Díaz Gómez, es diametralmente opuesta a la de los vecinos. Sostiene que todas las decisiones municipales tienen su razón de ser y advierte de que «no habrá vuelta atrás». Según explicó, el retraso en la posibilidad de realizar el pago entre septiembre y octubre busca facilitar las cosas a los ciudadanos.
Respecto al incremento del IBI, Díaz Gómez lo achaca a los valores catastrales excesivamente bajos que, según aseguró, están vigentes en el municipio y que no han variado «desde 1995». Y puso un ejemplo práctico. «Un piso de 60 metros cuadrados útiles está valorado en 30.000 euros». El alcalde, del PP, subrayó que el aumento de este impuesto ha sido una necesidad, «ya que las modificaciones del catastro son competencia del Estado». En cualquier caso, y tras anunciar que el año que viene se congelarán estas facturas, reconoció que los cálculos municipales hablan de un incremento medio anual «que no pasa de los 40 euros, y sólo un 3% superará los 70».
La justificación a la subida del 90% en el recibo del agua y la basura es más complicada. Según Díaz, que el lunes se reunirá con los vecinos, el objeto de esta medida es que el servicio sea «autosuficiente» y que no salga más dinero de las arcas locales para sufragarlo.
«Vamos a pagar el agua a precio de champán, mucho más cara que en Bilbao», protestaba ayer Mari Carmen Hernando. La decisión municipal de subir los impuestos le puede salir cerca de 300 euros más cada año. Los casi 60 que esta mujer pagaba «religiosamente» cada tres meses por este concepto y por la recogida de basuras, «pese a vivir aquí sólo en verano y algunos fines de semana», se dispararán por encima de los cien. Y lo mismo puede decirse de la contribución, que le subirá más de 50 euros por ejercicio.
Los ánimos estaban ayer a flor de piel en Noja. Alfredo Ortiz no podía ocultar su «tremendo» malestar. «Nunca nos hemos quejado por pagar por un servicio que no disfrutamos nueve meses al año, pero esto ya es demasiado», subrayaba. Según explicó este bilbaíno, Noja es destino de muchos madrileños y burgaleses, pero la colonia vasca es también muy numerosa en la localidad. «Sólo los vizcaínos superamos de largo los 10.000», apuntó.
«Es casi un robo»
Los vecinos no se atreven a calificar el incremento de robo, «pero casi». En su opinión, la única explicación que encuentran es que «se ha cerrado el grifo del ladrillo y los responsables municipales buscan nuevos ingresos como sea». «Y encima el alcalde tiene la poca vergüenza de retrasar el pago voluntario hasta octubre, cuando ya no quedará nadie aquí para protestar», criticó Hernando.
La explicación del regidor, Jesús Díaz Gómez, es diametralmente opuesta a la de los vecinos. Sostiene que todas las decisiones municipales tienen su razón de ser y advierte de que «no habrá vuelta atrás». Según explicó, el retraso en la posibilidad de realizar el pago entre septiembre y octubre busca facilitar las cosas a los ciudadanos.
Respecto al incremento del IBI, Díaz Gómez lo achaca a los valores catastrales excesivamente bajos que, según aseguró, están vigentes en el municipio y que no han variado «desde 1995». Y puso un ejemplo práctico. «Un piso de 60 metros cuadrados útiles está valorado en 30.000 euros». El alcalde, del PP, subrayó que el aumento de este impuesto ha sido una necesidad, «ya que las modificaciones del catastro son competencia del Estado». En cualquier caso, y tras anunciar que el año que viene se congelarán estas facturas, reconoció que los cálculos municipales hablan de un incremento medio anual «que no pasa de los 40 euros, y sólo un 3% superará los 70».
La justificación a la subida del 90% en el recibo del agua y la basura es más complicada. Según Díaz, que el lunes se reunirá con los vecinos, el objeto de esta medida es que el servicio sea «autosuficiente» y que no salga más dinero de las arcas locales para sufragarlo.