Un equipo de historiadores de la Universidad de Princeton (New Jersey) ha demostrado que la primera patada en los testículos tuvo lugar a finales del siglo XIX en la localidad de Malleza. Según las crónicas que los expertos han recuperado, la patada originaria la propinó Salustiano Posada, un agricultor asturiano que optó por la violencia para resolver un conflicto vecinal. La agresión provocó un gran revuelo y muchos lugareños, asombrados, intentaron reproducir la maniobra e incluso realizaron dibujos y esquemas para que pasara a la posteridad.
“Se sabía que la zona testicular era delicada, pero nunca nadie había pensado en golpearla para desarmar al contrario. De algún modo, existía un pacto tácito entre los hombres, un pacto ancestral. Tú no me tocas los testículos y yo no te los toco a ti. Don Salustiano rompió esa regla y luego rompió algunos huevos más también”, apunta el historiador Adam Blerd. En 1893, Salustiano emigró a México y exportó allí la patada en los testículos.
“Se creía que la patada testicular existía desde siempre, de hecho algún arqueólogo ha llegado a decir que lo primero que hizo el homo erectus al levantarse fue liarse a patadas. Puede que sí, pero no en los testículos. No hay datos, al menos, que lo confirmen. La primera evidencia es la de don Salustiano” insiste Blerd.
Según la investigación, Salustiano Posada fue uno de los muchos indianos que partió a México para probar suerte. Dominar la patada en los testículos le permitió lidiar con numerosos contrincantes, a los que cogía desprevenidos, y pronto se labró fama de duro e implacable. Al cabo de unos años, habiendo conseguido aumentar considerablemente su riqueza, regresó a España y comprobó que la patada se había convertido en una moneda de cambio habitual. Incluso el Rey Alfonso XIII tuvo que llamar al orden a los españoles advirtiendo que podía verse afectada la natalidad del país.
Son muchos los asturianos que reclaman un homenaje oficial a Salustiano Posada, aunque Vicente Álvarez, presidente del Principado de Asturias, ha pedido paciencia “porque no está claro que sea algo de lo que debamos sentirnos orgullosos, por mucho que haya tenido una influencia tan grande”. En Malleza, una conocida pastelería ya ha creado un mazapán con forma de testículo al que se ha bautizado con el nombre de Salustiano.
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