Un feo mejora el aspecto del entorno. Y, por ende, de la cuadrilla. Esa es la conclusión a la que han llegado unos investigadores de la Universidad de Padua. Tras mirar durante largo tiempo una pecera, señalan que los peces machos eligen un contexto social que les sea más favorable para la conquista amorosa. En otras palabras, si estás rodeado de feos, resultarás más guapo. Al parecer, los peces de acuario prefieren reunirse con sus amigos menos atractivos para lucir mejor y tener más oportunidades. Vamos, lo que los científicos de barra y cerveza llamamos toda la vida 'el efecto Calatrava'. Daba igual que ninguno fuera un Adonis. El guapo de los Calatrava era el guapo, porque todo el mundo tenía claro quién era el feo. Dicho lo cual, un servidor ha intentado aplicar la conclusión científica a su cuadrilla y no coinciden los datos. Quizá porque en nuestra tierra la cuadrilla no se elige, te viene dada de cuando se repartieron estas cosas en la noche de los tiempos. Por eso, vamos a repasar los diferentes perfiles que componen una clásica cuadrilla como la suya o la mía. Hoy hablamos de la masculina. Porque la femenina o la combinada cuentan con algunas variantes que otro día trataremos.
EL BIRROCHO: Solterón autóctono. Ojo, no confundir con 'single'. El nuestro no liga. Pero tampoco le ves intentos. Como si le faltara una marcha en la caja de cambios.
EL 'TIAS NO': Da igual que él no organice la comida, el viaje o la fiesta. Sus primeras palabras siempre serán: "Pero sin tías, eh!". Cuando se echan novia se convierten en el corderito de Heidi y desaparecen de la cuadrilla.
EL 'PEPE LE PEW': Es como la mofeta del mismo nombre que salía en los dibujos animados, empeñado en enamorar a una gata a la que creía de su especie. No se comía un colín pero daba mucha guerra. Se suelen creer guapos.
EL LAPA: Pilla novia cuando todavía no tiene pelusa en el bigote y no se separa de ella. Lo hace todo en pareja. Hasta ir al baño.
EL COLOMBO: Él dice que tiene novia. Tú sabes que tiene novia. Todo el mundo sabe que tiene novia. Pero nunca la ves. Es como la mujer de Colombo. Se habla de ella pero nunca aparece.
EL CUATRO BARES: Difícil ligar en su compañía. Porque no hay hijo de madre que le saque de su circuito. Puede estar Claudia Schiffer en un bar nuevo que hayan abierto enfrente, que él no cambia el recorrido.
EL AITITE: Es de tu edad. Pero parece tu abuelo. Va siempre con ropa de padre y un paraguas por si llueve. Aunque no haya una nube. Tampoco liga.
EL ¿QUÉ FUE DE?: Amigo de la adolescencia que un día se enamora y deja la cuadrilla. Solo le ves en despedidas, bodas y funerales. La novia también desapareció.
EL HORARIO PROPIO: En mi cuadrilla tenemos uno que si quedabas a las 20.00 horas, él llegaba a las 20.45 horas porque había tenido que sacar a la perra. Daba igual a qué hora quedaras, siempre sacaba a la perra en ese momento. Lo hizo hasta cuando no tenía perra.
EL TXIKI: El pequeño de la cuadrilla. Le gustan altas y con carácter. Yo creo que si te falta este espécimen, el ayuntamiento te pone uno. Como el grandullón.
EL GRANDULLÓN: Tres cuartos de lo mismo. Con frecuencia el pequeño y él van y vienen juntos. Zumosol es su segundo nombre. Siempre se lía con bajitas.
EL GORDO: ¿Qué cuadrilla no tiene un miembro al que llaman gordo? Puede estar hecho un fideo. Si en los primeros años fue regordete, en el imaginario compartido lo será siempre. Tarda, pero acaba ligando.
EL 'TXIPI': Si los demás son clásicos, este lo es más. Conozco en Bilbao al menos siete cuadrillas que tienen un 'txipirón'. Puede ser más o menos moreno, pero es 'el txipirón'.
LOS CARI-CARI: Pegajosos. Van con la cuadrilla pero a lo suyo y en pareja. Eternamente enamorados, pero siempre rompen. Dime de qué presumes…
EL CAÍN: La novia o, incluso, la niña de los ojos de un amigo es sagrada. Pero a veces hay un Caín. Cuando pasa esto, 'habemus' concilio en la cuadrilla. Y hasta que no hay fumata blanca no llega la paz.
EL CRACK: Existe. Yo lo he conocido. Pero es poco de cuadrillas. Como buen cazador, sale solo o con un único acompañante. Como Batman con Robin.
EL KITT: El eterno copiloto del Crack. Le acompaña, le pasa información, le cuenta chismes…
EL KLEENEX: Siempre con féminas, nunca con ellas. Se limita a estar con ellas y a aguantar los lloros de las exnovias ajenas.
EL OJEADOR: Imprescindible en una cuadrilla. Conocí a muchos y muy buenos en los tiempos en los que nos sentábamos en el capó de los coches de Concha frente al Citroen.
EL BOGART: También llamado 'romántico tonto del culo'. Acaba dejando escapar el amor, por el bien de ella, el de la cuadrilla, el de las ballenas…En el fondo es miedo al compromiso.
EL PRÓDIGO: Se fue, pero ha regresado. Y con fuerza. Separarse le ha transformado. Se les descubre enseguida. Piden cubalibre en lugar de cubata y bailan estilo Mecano.
EL VIRGEN: En Bilbao hay muchos. Algunos hasta casados. Pero este es otro asunto.
EL GUAPERAS: Siempre hay uno. Existen de dos tipos. Lo que triunfan jóvenes y se quedan calvos a los 30 y los que mantienen tipito y flequillo. Pero recordemos a los peces. A su lado no pillas nada, más allá de castañas de amigo escopeta.
EL FEO: También llamado 'Desordenado de cara'. Los hay. Pero nadie los señala. En una cuadrilla seria se puede llamar a la cara a uno de los miembros pesado, gorrón, jeta, aburrido, enano, jirafa, hortera, antiguo, borracho o cabezón. Pero nunca feo. Por eso no hay forma de determinar quién ocupa este lugar. Quizá por ello, nunca ligamos nada. Al menos,
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